domingo, 19 de abril de 2009

Incendio

Les cuento...estoy comiendo chicle xD si!!! hace años que no comía. Pero con esto que dejé de fumar, comencé a comer chicle. Ya se me quitará la costumbre. Ah! y me di cuenta de algo. Ayer fui a una celebración y me dieron un cigarro...sí, fumé...¬¬...pero un cigarro le di 5 caladas y quedé muerta xD además en la boca me quedó una sensacion asquerosa >.< Sí, parece que, por el momento, ChileTabaco me perdió brígidamente xD

Kamal (la hija pródiga de ChileTabaco xD)
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4º capítulo “Leones cuidando Leona”

El crepitar del fuego en la chimenea las envolvía en un calor inusitado. Dea se encontraba sentada frente al fuego, mirando las llamas, mientras su cabeza se hallaba reposando en las piernas de una niña sentada en el sofá. La pequeña, de ojos azules profundos y cabello cobrizo, piel trigueña y algunas pecas, acariciaba con ternura los chocolates y lisos cabellos de Dea.


-Kathleen…

-¿Qué te sucede, Dea?

-Papá me escribió hoy. Aún no llega el abuelo Lucius. Apenas sepa que quedé en Gryffindor…

-Tranquila…él te quiere…nada le hará olvidar su cariño…

-Solo espero que la abuela Narcisa esté cerca…si no…

-¿Si no qué, Malfoy?

Ambas niñas miraron a sus espaldas y encontraron a un grupo de muchachos de rostro ceñudo. Dea se levantó y Kathleen la imitó. Ambas sacaron sus varitas. Ya antes esos chicos habían tratado de molestarlas, pero Albus y Lissy los habían detenido. Ahora ellos estaban en clases y no podían hacer mucho. Kathleen fue la primera en hablar.


-Déjala, Williams. Ella no te ha hecho nada.

-Ella no. Pero su familia es un montón de asesinos, Harper. No haces bien mezclarte con escoria como ella.

-¡No insultes a Dea!


El muchacho rió socarronamente mientras daba amenazantes pasos a Kathleen.


-Aléjate, Harper. El problema es con Malfoy, no contigo.

-¡No!

-Entonces…

-Deja eso, Kathleen…si el muy infeliz me quiere a mí, aquí me tiene…


La voz susurrante de Dea embriagó a todos los presentes. Porque muy Malfoy sería. Muy niña de once años y muy asquerosamente tentadora apariencia poseía. Pero si algo se le otorgaba era una exuberante belleza que aparecería con el correr de los años.

Williams se acercó a Dea, corriendo a Kathleen, y la observó. Piel bronce, cabellos chocolate, cuerpo de muñeca de porcelana. Pero sus ojos…eran sus fríos ojos grises, como mercurio, lo que indicaba (aparte de su apellido) que era una asquerosa Malfoy. Si sacaba esos dos detalles, hasta podría ser simpática. Williams movió un poco su cabeza, alejando esos pensamientos y alzó la varita a Dea.


-Expelli…

-¡Expelliarmus!


El rayo no iba para él. Golpeó su mano e hizo botarle la varita, lo cual se notaba que era el objetivo del agresor. Giró a un lado su rostro, furibundo, y se topó con dos muchachos, uno de cabellos negros y ojos marrones y otro pelirrojo de ojos azules. El de ojos marrones tenía la varita alzada.


-¿Tú también, Potter? Pensé que el acuerdo era con el otro Potter.


Antes de continuar hablando, el pelirrojo de azules orbes corrió hacia las chicas y las colocó a ambas protectoramente tras él. Williams bufó enojado.


-Aléjate, Weasley…

-No.

-¿Acaso no sabes que fue su familia la que destruyó todo aquellos años, siguiendo a El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado?

-Se redimieron. Y aunque no fuera así, Dea no tiene nada que ver.

-¡Aléjate, Weasley!

-¡No!


Williams iba a decir algo más, cuando vio a James colocarse frente a su primo y las niñas, aún con la varita en alto.


-Potter, muévete…

-No…

-Por favor, James. Sabes bien que la extirpe de esos mal nacidos debería erradicarse de este mundo.

-Dije que no, Marck…


Marck Williams bufó enojado. Al notar la decisión de James Potter, guardó su varita y desapareció con su tropa de seguidores.

Cuando volvieron a quedar solos, Hugo se volteó a mirar a Kathleen.


-¿Están bien?, dime que no les hicieron nada…

-Tranquilo, Hugo. Llegaron a tiempo.

-Es un alivio…


El pequeño pelirrojo sonrió y sentó a Kathleen en el sofá. Mientras, Dea veía como James guardaba su varita y se acercaba a ella. Quedaban frente a frente y el chico de ojos chocolates, como el pelo de Dea, sonrió algo avergonzado.


-Sé que habrías podido con ellos…más que mal, eres Dea Malfoy…pero no quería que te hicieras daño…

-Muchas…gracias…

-Y…bueno…también escuché la conversación que tenías con Harper…

-Es de mala educación…

-Lo sé, pero no fue a propósito…bueno, decirte que mi padre ayudará al tuyo…y que la mamá de Hugo estará cerca. Sé que a tu abuelo no le agrada, pero si le da un infarto, ella lo atenderá. Solo quédate tranquila…

-Bueno, yo…

-Ven.


James ofreció su mano y Dea la miró confundida. Pero no le bastó eso. De un paso se abrazó a James y comenzó a llorar. El muchacho le acariciaba la cabeza y susurraba palabras dulces. Kathleen y Hugo miraban la escena sonriendo. Más que mal, por fin su amiga había sacado toda esa angustia que le estaba royendo por dentro. Las lágrimas de Dea dejaban de aflorar lentamente, pero ya era tarde. Albus y Lissy estaban en la entrada de la Sala Común y el pelinegro tenía serias dificultades para respirar. Lissy miró la escena sorprendida y luego volteó lentamente a Albus.


-Te desollarán vivo…

-No tiene que saberlo…Scorpius jamás debe saber esto…


Y los dos se quedaron ahí, sin ser capaces de decir o hacer algo. Realmente, que James demostrara preocupación era algo. Que Dea llorara, otra cosa. Que James consolara a alguien, una muy distinta. Que Dea fuera capaz de llorar frente a otra persona, plumas del otro hipogrifo. Y todo lo anterior junto…Albus explotó.


-¡¡Maldición!!, ¡¡¿Qué te hice, Merlín, qué te hice?!!

-Por Godric, ya cálmate…

-¡¡¿Calmarme?!!, ¡¡quieres que me calmé!!, ¡¡tú lo viste!!, ¡¡viste ese psicópata en potencia, ese futuro presidiario de Azkaban!!

-Relájate, no te hará nada…

-¡¿QUÉ?!

-Bueno…nada aún…primero tiene que aprender a lanzar Crucios y luego los probará contigo…


Albus palideció. Además, sin darse cuenta, ya estaban en medio de la Sala Común discutiendo. Kathleen los miraba sonriendo, divertida ante esa desesperación de Albus pocas veces vista. Hugo estaba con un libro en sus piernas, también riendo. Y cuando Albus estaba olvidando porqué estaba tan histérico, miro a James, que aún tenía abrazada a Dea. La niña se refugiaba en los brazos de su hermano. Y su mente le recordó una sepulcral y siseante voz…

No quiero que ese tarado se acerque a mi hermana. Ni siquiera que respire el mismo aire, ¿está claro?

Estaba muerto. Muerto y enterrado. Y volvió a mirar a Lissy, que sonreía graciosamente. Le daba un poco de pena, la dejaría viuda antes de casarse, siquiera antes de que le empezara a gustar de verdad. Pero era un hecho.


-Está decidido. Me voy a lanzar a las fauces del calamar gigante…

-Recuerda que ya lo intentó Ettore, el hermano mayor de los Malfoy…y no le resultó.

-Entonces me lanzaré sin escoba de acá…o dejaré que una manada de centauros me use de alfiletero. O tal vez convenza a los hipogrifos de devorarme…

-Pídele consejo a Ettore. Él te dará la mejor manera de morir con estilo…mira que ser alérgico a las Grageas de todos los sabores…eso es estilo.

-Tienes razón…le escribiré a Ted para que me dé su ubicación y…

-Dile a tu lechuza que lo busque. Es más sencillo. Ya no razonas. Eres un suicida sin cerebro…

-¡¿De qué demonios hablan ustedes dos?!


Tanto Lissy como Albus miraron a James, que ya había dejado sentada a Dea, a un lado de Kathleen y se acercaba a los dos chicos. Albus negó con la cabeza, esperando lo que venía, mientras Lissy miraba a los ojos color marrón de James.


-No pasa nada, Potter…

-Mira, Finnigan. Van a cortar con eso. Si tienen planeado matarse, allá ustedes. Pero antes, quiero saber porqué seré el único Potter varón que quedará.

-Queda tu padre también.

-Finnigan…

-¡Ah!, está bien. Es un mal de ustedes los Potter. Son demasiado graves. En fin, te la suelto ya. Malfoy, si se entera que estabas abrazando a su hermana o quizás qué suciedades más hiciste, matará a Albus. O sea, no matarlo…lo va a desollar vivo y utilizará la piel de tu hermano como abrigo mientras viene por tu cabeza.

-¿Scorpius…dijo eso…?


Los dos miraron a Dea, que se había acercado, mientras su voz sonaba casi como una súplica. Súplica que remeció en el corazón de uno de los presentes, aunque el dueño de dicho corazón no entendiera porqué.


-Bueno…decirlo así gráficamente…no. Más bien lo dibujó en un papel en Defensas Contra las Artes Oscuras…¿o fue Nott quién lo dibujo? Bueno, da igual. Ahí explicaba gráficamente qué haría si Potter se acercaba a su hermana. Y créeme, Dea, si te digo que tu hermano da miedo. Cuando toma el papel de asesino, es realmente tenebroso.


Dea miró a James y luego miró a Albus, que observaba fijamente la ventana, con claras intenciones de lanzarse por ella. La pequeña Malfoy sonrió, volviendo a provocar un estremecimiento en un corazón.


-No se preocupen. Yo no diré nada. Será nuestro secreto. Scorpius no tiene porqué enterarse.

-¿De verdad?


La niña asintió mientras Albus casi lloraba de la emoción. Ya había hecho su testamento mentalmente, despedido de sus padres y amigos, y todas esas cosas que uno hace cuando se sabe muerto. Al menos viviría más. Y abrazó a Dea, agradecido, mientras los presentes estallaban en carcajadas. Pero una carcajada era falsa. Se teñía de un extraño sentimiento, que no se podía explicar. Y el dueño de esa carcajada sacudió la cabeza. No debería pensar tamañas idioteces.

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